Supongo que todos tendemos a posponer o procrastinar ciertas tareas con mayor o menor frecuencia. En el pasado llegó a ser un auténtico problema para mi, actualmente manejo mejor la situación.
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Caligrafía con Ian Barnard
Con muchísima práctica y un iPad Pro se pueden hacer cosas muy vistosas en apenas segundos a la vez que somos testigos de como un arte centenario como es lettering ha evolucionado y se ha digitalizado.
El canal de youtube de Ian Barnard está lleno de videos como este.
Algo parecido al sketchnoting
En la reciente Tarugoconf todo lo que se iba contando en las charlas quedaba visualmente grabado en unas hojas de papel gigante por Javier Alonso. Es así, en directo y con resultados brutales que descubrí el sketchnoting. Me impresionó mucho lo «resultones» que quedaban los mapas visuales resultantes.
Al ponerme a escribir el otro día un post pensé que quedarían bien dibujos similares a los que vi ahí. Así que me dio por indagar un poco y me encontré con algo que me ha despertado bastante interés.
Así que me he tirado a la piscina y ahora, además de escribir con más frecuencia en este blog y en el de La Terminal voy a aprovechar para practicar compartiendo dibujos que se inspiran en las técnicas empleadas en el sketchnoting.
No os imagináis la ilusión que me hace encontrar un nuevo hobby.
Además, estoy sacando partido a herramientas que tenía y que no aprovechaba bien, como esa joya tecnológica que es el ipad pro + apple pencil. No hay nada que me haga sentir más joven que empezar aprendiendo algo nuevo. Allá voy.
Insistir
Hazlo otra vez. ¿No ha salido bien?, vuelve a intentarlo. ¿Va muy lento? tú sigue. ¿Te han dicho que no? pregunta otra vez, véndelo mejor. Y es que no hay plan más efectivo que insistir.
Supongo que me lo contaron, que mis padres me lo enseñaron, pero por una razón u otra no hice suficiente caso y tuve que redescubrir que insistir, una y otra vez, es lo más parecido a tener un superpoder. Supongo que no tendrá gancho suficiente como para personaje de Marvel, aunque por suerte hay muchos casos reales que nos inspiran a diario.
Tal vez hay que vivirlo o experimentarlo para creer. Tal vez haya que insistir para poder aprender realmente a insistir.
Yo lo tuve que poner en práctica de forma no premeditada, por ejemplo cuando me empeñe en no matarme lentamente (fumando). Una vez, luego otra y otra más y al final, cuando alcanzaba metas que parecían imposibles me ponía a analizar cómo había llegado hasta ahí y la conclusión era siempre la misma. Insistiendo. Empezando, fallando y volviendo a empezar. Una y otra vez. Seis años de intentonas me llevo lo de fumar. Otros tantos lo de superar mi fobia a volar.
Las metas no tienen que ser nobles o destacadas, pero son más bonitas de contar. De hecho son las pequeñas cosas con las que no contabas, donde estabas seguro que habías fracasado, las que acaban siendo las más dulces. La Terminal, nuestro último proyecto, me ha enseñado mucho en este sentido.
Y luego, cómo cambia todo una vez que te sabes poseedor de ese conocimiento. Primero sientes algo de lástima de no haberlo comprendido antes. Enseguida se pasa y llega una avalancha de autoestima al saber que ahora tienes una herramienta para poder enfrentar casi cualquier cosa.
Ahora toca no olvidarse. Porque te puedes olvidar y sobre todo, te lo puedes dejar de creer, porque insistir no es fácil ni rápido. Hay veces que es rápido y cómodo, otras es incierto y de apariencia interminable.
Por eso, no dejemos de celebrar lo que se consiguió. No nos olvidemos tampoco de compartirlo, pues nunca se sabe cuando seremos nosotros los que necesitaremos que nos recuerden que, para prácticamente todo, lo único que hace falta es no desistir.
Sobre la coherencia
Hace algo más de una década mantuve un blog personal durante varios años y fue una experiencia gratificante. La autocensura a la que me sometía en esos días era escasa, lo que junto a mi juventud me hizo escribir cosas que hoy en día no me atrevería, e incluso en ocasiones, cosas de las que podría casi que avergonzarme.
Afortunadamente, crecemos, ¿maduramos?, evolucionamos nuestra manera de pensar y tenemos que saber convivir con el hecho de saber que antes, años atrás, éramos distintos, tal vez incluso unos imbéciles.
El tema es que hay personas que viven su vida siguiendo un código, el de la coherencia y condicionan su vida para no quebrarlo.
Al hablar de coherencia me refiero a mantenerse firme con respecto a una postura, afirmación o creencia a lo largo del tiempo, pase lo que pase, sin zonas grises.
He visto casos absurdos que no podríais creer, personas que se han quedado estancadas en el tiempo porque un mal día dijeron o escribieron algo desafortunado.
Debo confesar que siendo un veinteañero le daba bastante importancia al tema y no habrán sido pocas las veces que yo mismo sufría la consecuencias que surgen de idolatrar la inviolable coherencia.
Afortunadamente, no se muy bien cómo, he cambiado mi forma de afrontar el tema y os resumo mi nueva postura de manera desagradablemente gráfica: me meo en la coherencia.
Hoy te digo «digo» y mañana te digo lo que me apetezca y yo tan tranquilo, por que explicaré pausadamente que lo que ha pasado es que he cambiado de opinión, o que me he dado cuenta que estaba equivocado o que me conviene más pensar o actuar de otra manera.
Esta flexibilidad mental es algo que le recomiendo a todo el mundo y lo mejor de todo, al no dejar que la coherencia afecte mis decisiones o creencias, mañana puedo cambiar de opinión nuevamente.
Al final, somos miles de millones haciendo y diciendo tonterías todos los días, a nadie le debería importar que cambies de opinión si eres honesto al respecto y en el peor de los casos hay una solución universal que ha sido empleada por millones de personas, de todas las clases, incluso por monarcas.
Que cuál es es fórmula mágica, repetid conmigo: Lo siento, me he equivocado.
Tema zanjado y a buscar otro tema con el que complicarnos la vida.
Poniendo en orden mi presencia digital
Estos días estoy poniendo orden en mi segundo hogar, Internet.
Tengo demasiados blogs abiertos, descuidados y redundantes. Lo sensato seria cerrar todos y dejar uno, pero al parecer la sensatez es algo que ahora mismo me resulta ajeno, asi que voy a mantener TRES sitios simultáneamente y estos son:
waltpress.com
Aquí me voy a centrar exclusivamente en mi relación profesional (y pasional) con WordPress. Será el menos personal de los tres y espero que acabe siendo una herramienta importante en mi trabajo.
walter.me
Este blog es el más personal y también el más variado, un espacio donde compartir opiniones y compartir pensamientos.
walter.wordpress.com
Necesito estar en contacto con la versión comercial de wordpress y con una vanity URL tan chula como esa valía la pena hacer algo. Es el más funcional de los tres sitios y me limitaré a recopilar cosas que quiero hacer, cosas que he logrado hacer o cosas que no hice finalmente, una lista para no olvidarme de vivir :)
Es ambicioso, lo se. Si todo va bien, en unos meses estará en la lista de logros.
Mis 6 primeras semanas de dieta informativa
En mi último viaje a Uruguay estuve muy desconectado de Internet durante algo más de dos semanas. Estaba en el campo (adjunto foto) y durante esos días aproveché para leer varios libros.
Entre los libros que leí estaba The 4 hour work week de Timothy Ferriss. El objetivo (trabajar 4 horas por semana) no me llamaba la atención, pero las técnicas que describe el libro si me parecieron muy destacables. Fue en ese libro donde vi mencionada por primera vez un libro llamado «the Information Diet». En el libro de Ferriss describían lo esencial y me decidí a ponerlo en práctica «a mi manera».